En
la revista venezolana “Billiken” del 9 de mayo de 1925, se publicó un trabajo sobre los
orígenes del boxeo en el mundo, titulado “Algo sobre el Box”, donde se
expresaba:
“El origen del box remonta a las más
alta y noble antigüedad. Se inventó hace la friolera de 2.000 años por un tal
Theseo hijo de Egeo que se exhibía todos los viernes en el “Maratón Boxing
Club”.
Theseo ganó el campeonato de los
Centauros y su récord contiene las victorias contra Sumis (K.O., 1 round),
“Battling Periphétes (K.O., 7 rounds), Procusto, 100 rounds Seipión Pwate –y
sobre todas las obtenida sobre el Minotauro, 5 rounds. Era heavyweight, y su
estilo recordaba al de Hércules; su crochet de izquierda era insuperable.
Pero después el box se implanta en
Inglaterra.
Al iniciarse el boxeo, los hombres se
golpeaban con las manos desnudas, y en el público, constituido exclusivamente
por hombres, se planteaban tremendas discusiones entre los partidarios de uno y
otro bando, que, a su vez, se resolvían con el primitivo procedimiento del
puñetazo libre.
Como los boxeadores, no necesitaban un
juez, ni guantes ni segundos.
Más tarde, los que practicaban tan rudo
deporte, comprendieron, porque la experiencia se los demostró, que las
manos, los huesos metacarpianos no
resistían al rudo choque con los huesos de la cabeza, y se cubrieron las manos
con cuero, cuero que, por no cumplir suficientemente el fin de protección a que
se le había destinado, fue substituido por guantes rellenos de crin.
Asimismo, en el proceso pugilístico se
vio la necesidad de que fuera árbitro de los combates un buen conocedor, y
revestirlo de una gran autoridad para dirimir la contienda en caso necesario.
Fueron también progresando en la forma científica de colocar los golpes,
evitando las escenas sangrientas, ya con oportuno puñetazo en la barbilla, se
trasladaba, sin aparato, un boxeador al “país de los sueños”.
En los tiempos actuales, el boxeo ha
logrado conquistar el elemento femenino, muchas señoritas asisten a los
combates. Algunas de ellas se lanzan estrepitosamente al ring y abrazan al
vencedor. No nos tenemos que sorprender, si, como es natural, según nos
demuestra el proceso pugilístico, en próximos combates recibimos la noticia de
que las partidarias de uno y otro bando, dejándose llevar de sus entusiasmos,
organizan parciales combates en que luchen, no al estilo “demodé” de tirarse
del moño, sino en correctísima guardia de boxeo.
Claro es que tendrán luego que sujetarse
al dictamen en medicina, para la cura, con gran regocijo de los mismos, y
descontento por parte de las atendidas,
ya que el último dictamen de los doctores prohibió practicar el boxeo a las
mujeres, por el lamentable resultado obtenido”.
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