sábado, 9 de abril de 2016

ALGO SOBRE BOXEO: SUS ORIGENES

En la revista venezolana “Billiken” del 9 de mayo de 1925, se publicó un trabajo sobre los orígenes del boxeo en el mundo, titulado “Algo sobre el Box”, donde se expresaba:

“El origen del box remonta a las más alta y noble antigüedad. Se inventó hace la friolera de 2.000 años por un tal Theseo hijo de Egeo que se exhibía todos los viernes en el “Maratón Boxing Club”.

Theseo ganó el campeonato de los Centauros y su récord contiene las victorias contra Sumis (K.O., 1 round), “Battling Periphétes (K.O., 7 rounds), Procusto, 100 rounds Seipión Pwate –y sobre todas las obtenida sobre el Minotauro, 5 rounds. Era heavyweight, y su estilo recordaba al de Hércules; su crochet de izquierda era insuperable.

Pero después el box se implanta en Inglaterra.

Al iniciarse el boxeo, los hombres se golpeaban con las manos desnudas, y en el público, constituido exclusivamente por hombres, se planteaban tremendas discusiones entre los partidarios de uno y otro bando, que, a su vez, se resolvían con el primitivo procedimiento del puñetazo libre.

Como los boxeadores, no necesitaban un juez, ni guantes ni segundos.

Más tarde, los que practicaban tan rudo deporte, comprendieron, porque la experiencia se los demostró, que las manos, los huesos metacarpianos no resistían al rudo choque con los huesos de la cabeza, y se cubrieron las manos con cuero, cuero que, por no cumplir suficientemente el fin de protección a que se le había destinado, fue substituido por guantes rellenos de crin.

Asimismo, en el proceso pugilístico se vio la necesidad de que fuera árbitro de los combates un buen conocedor, y revestirlo de una gran autoridad para dirimir la contienda en caso necesario. Fueron también progresando en la forma científica de colocar los golpes, evitando las escenas sangrientas, ya con oportuno puñetazo en la barbilla, se trasladaba, sin aparato, un boxeador al “país de los sueños”.

En los tiempos actuales, el boxeo ha logrado conquistar el elemento femenino, muchas señoritas asisten a los combates. Algunas de ellas se lanzan estrepitosamente al ring y abrazan al vencedor. No nos tenemos que sorprender, si, como es natural, según nos demuestra el proceso pugilístico, en próximos combates recibimos la noticia de que las partidarias de uno y otro bando, dejándose llevar de sus entusiasmos, organizan parciales combates en que luchen, no al estilo “demodé” de tirarse del moño, sino en correctísima guardia de boxeo.


Claro es que tendrán luego que sujetarse al dictamen en medicina, para la cura, con gran regocijo de los mismos, y descontento por parte de las atendidas, ya que el último dictamen de los doctores prohibió practicar el boxeo a las mujeres, por el lamentable resultado obtenido”.

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